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Juan Francisco Elso Padilla

Juan Francisco Elso Padilla

JUAN FRANCISCO ELSO PADILLA
(La Habana 1956-1988)

Elso es uno de los más importantes escultores contemporáneos cubanos. Cursó estudios en la Escuela de San Alejandro y en la Escuela Nacional de Arte, La Habana, donde se gradúa en 1978. En 1981 participa en la importante muestra Volumen Uno, con lienzos inspirados en la guerra de El Salvador. Con los jóvenes de este grupo participa en las muestras Sano y sabroso y Trece artistas jóvenes, desarrollándose un novedoso movimiento plástico.

En 1982 realiza su primera muestra personal, Tierra, maíz, vida, en la Casa de la Cultura de Plaza, poniendo de relieve su trabajo escultórico con materiales como la tierra, el yute, el barro crudo, semillas y otros elementos orgánicos, así como su incursión en la cultura autóctona americana, que será una fuente importante en su obra posterior. Gana también, ese año, el Premio del Salón Nacional de Paisaje en La Habana.

En la I Bienal de La Habana (1984) participa con la pieza El monte (colección del Museo Nacional) donde se revelan sus vínculos metodológicos y espirituales con la tradición afrocubana, en particular con la Santería y el culto Palo Monte. En 1986, cuando cuajaban para Elso sus vivencias de cultos afrocubanos y su acercamiento a las culturas amerindias, en particular la Maya, comienza a trabajar en un proyecto de espiritualidad latinoamericana, que será el verdadero núcleo y sentido último de su obra. Su impresionante pieza Por América, de 1986, así lo acredita. Se trata de la figura tallada de Martí, el Héroe Nacional de Cuba, hecha en madera y yeso a la manera de la imaginería española, pero impregnada de tierra y de sangre del propio Elso y empuñando un machete. La obra obtuvo mención en la Bienal de La Habana de ese año.

En 1986 hace su segunda muestra personal, Ensayo sobre América, con la que va a Italia, para presentarse en la Bienal de Venecia de ese año. Viaja posteriormente a México, con la muestra colectiva Ejes constantes, raíces culturales. Comienza a trabajar en México en una exposición personal para el Museo Carrillo Gil, con el importante proyecto La transparencia de Dios, que no llega a concluir. Aquejado de una grave y repentina enfermedad, regresa a La Habana, donde muere en noviembre de 1988.