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La posibilidad infinita. Pensar la nación
En esta Bienal es importante que el Museo vuelva a suscolecciones desde la transversalidad. Lo que pretendemos es poner a dialogar obras que se han generado en diferentes momentos históricos,producidas por artistas de diversas generaciones. Un museo debe hacer corresponder sus estrategias museológicas con un relato de nación que se construye a través de superposiciones culturales y como fragmentos dispersos.
Es consabido que cualquier pretensión de narración tiende a bifurcar los lindes entre el sujeto y el objeto porque los imaginarios de aquellos que la construyen se legitiman enla pluralidad de cualquier mirada. “La posibilidad infinita. Pensar la nación” es el intento de hacer un recorrido de carácter etnográfico, antropológico e histórico por las disímiles acepciones que puede tener el objeto como valor simbólico. La idea es que el arte pueda definir al arte en supropia naturaleza y a través del contexto en que sucede. Aunque el punto de partida es la creación visual, el concepto museográfico utilizaráelementos del cine, la literatura, el teatro y los soportes documentales. Estarían presentes también los fundamentos de carácter etnológico que han estadoen la formación de un país en constante transformación.
“La Posibilidad Infinita. Pensar la nación” es el tema general de todas las exposiciones.Estos tópicos se desgajan a su vez en cinco grandes proyectos:Nada personal, Más allá de la Utopía. Las relecturas de la historia, Isla de Azúcar,El Espejo de los enigmas. Apuntes sobre la cubanidad y Museos interiores, este último ha sidodiseñado de conjunto con el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam.Este tipo de trabajo revelará investigaciones hechas por nuestro equipo de curadores, desde una axiología que incorpora múltiples saberes. Las curadurías se sustentan en la plataforma que generó Cuba para abrir un coleccionismo que se enriquecióporsu ecumenismo y la visión holística de sus propuestas,ideal que no excluye los prematuros intentos de Antonio Rodríguez Morey de convertir al entonces Museo Nacional en el espacio de las Bellas Artes. Esta estrategia potenció su alcancey las relaciones entre directivos, mecenas e investigadores; relaciones que no estuvieron ajenas a los desencuentros entre el arte y la política. Asumir esta visión curatorial en el ambiente artístico que se crea en la Bienal de La Habana, nos obliga a meditar desde el presente sobre el Museo que tuvimos, el de hoy y el que deberíamos tener en el futuro.
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