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Colección de arte contemporáneo internacional en el Museo Nacional de Bellas Artes: Leopoldo Méndez
MENDEZ, LEOPOLDO
S/T
LITOGRAFIA / PAPEL
210.00 X 248.00 MM
10.2499
Leopoldo Méndez nació en México, el 30 de junio de 1902, y falleció, en ese mismo país, el 8 de febrero de 1969. Fue un destacado artista de la plástica, considerado por muchos como el grabador contemporáneo más importante de México. Realizó grabados para ilustración de publicaciones relacionadas con su activismo social y político.
Su padre era zapatero y su madre, campesina de ascendencia náhuatl. Su familia paterna fue políticamente activa. Ambos padres fallecieron antes de que él cumpliera los dos años de edad. Su interés en el dibujo comenzó en la escuela primaria, compitiendo con otro niño de su clase para ver quién era capaz de dibujar los mejores buques de batalla. A los doce años publicó su primer dibujo, boceto de un retrato de Venustiano Carranza.
Después de la primaria ingresó a la Academia de San Carlos en la Ciudad de México. Sus maestros incluían a Saturnino Herrán, Ignacio Rosas, Francisco de la Torre y Leandro Izaguirre. Después de tres años en la academia asistió a la nueva Escuela de Pintura al Aire Libre de Alfredo Ramos Martínez, en Chimalistac en el sur de la ciudad de México.
Desarrolló fuertes tendencias políticas que influenciaron no solo su arte, sino también otros aspectos de su vida. Hizo amistad con artistas y escritores, como Manuel Maples Arce, Germán Cueto, Arqueles Vela, Fermín Revueltas Sánchez, Ramón Alva del Canal, Germán List Arzubide y otros, con los que formó un grupo llamado Los Estridentistas. Eso le dio la oportunidad de vivir y trabajar en Xalapa, Veracruz, centro de este movimiento, de 1925 a 1927. Méndez declaró en una entrevista con Elena Poniatowska que fue bohemio durante su periodo en Xalapa y continuó diciendo que sus ideales políticos se volvieron más radicales, enfocándose en el ideal de la Revolución Mexicana. Su tiempo en Xalapa y en otras partes de México rural, le hizo apreciar las artesanías y el folclore mexicano, convirtiéndose en un coleccionista durante su vida.
En los años 20 empezó con dos publicaciones llamadas Irradiador y Horizonte como parte de su papel con el movimiento artístico. En 1929, comenzó a dar clases dentro de los programas de Misiones Culturales de Secretaría de Educación Pública en Jalisco y el Estado de México. Asimismo contribuyó con las revistas El Sembrador y El Maestro Rural, ambas dirigidas a las comunidades granjeras, y con materiales para maestros.
Su gran obra, creada como miembro fundador de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR), comenzó en 1933. El grupo produjo diversas piezas, exhibieron juntos y publicaron su propia revista llamada Frente a Frente. Durante este periodo, el trabajo de Méndez se volvió militante, creyendo que la única forma valedera de arte era la realizada para promover los intereses de la clase trabajadora.
En 1937 integró la fundación del Taller de Gráfica Popular (TGP), junto a Pablo O’Higgins, Alfredo Zalce, Luis Arenal Bastar, Ignacio Aguirre, Isidoro Ocampo y otros. Fue un trabajo colectivo centrado en la producción de pinturas y grabados. Consideraron el desarrollo artístico inseparable del desarrollo político. Fue más activo durante la Segunda Guerra Mundial, cuando desarrollaron propaganda en contra de Adolf Hitler y sus aliados, junto con el capitalismo de Estados Unidos. Su labor fue muy importante para el TGP, pues tomó parte en todas sus actividades y supervisó su producción. Además, se encargó de llevar a cabo la mayoría de los trabajos con otras organizaciones, como uniones y galerías de arte.
En 1939 recibió la Beca Guggenheim y se trasladó a Nueva York, donde continuó asociándose con grupos de trabajadores. El volumen de creación más importante de Leopoldo Méndez fue producido en la segunda mitad de los años 40. En este tiempo muchos museos y particulares de Estados Unidos, México y Europa, adquirieron sus creaciones. Así su trabajo se esparció entre varios coleccionistas incluyendo a Carlos Monsiváis, el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca e instituciones en Chicago, Nueva York, Praga, Moscú y Varsovia, fundamentalmente en museos de arte gráfica. En 1942 publicó En el nombre de Cristo una serie de siete litografías del barbarismo en relación con la Guerra Cristera y los asesinatos de maestros.
Trabajó en dos notables murales durante su vida. En 1946, creó uno con Pablo O’Higgins llamado La maternidad y la asistencia social en la Clínica No. 1 del Instituto Mexicano de Seguridad Social. En 1956, realizó otro, un grabado a gran escala dedicado a José Guadalupe Posada en los Talleres Gráficos de la Nación, actualmente destruido.
Después de la Segunda Guerra Mundial, se concentró en problemas relacionados con la paz mundial. Continuó trabajando en arte y política hasta febrero de 1969, cuando murió víctima de una hepatitis severa, mientras trabajaba en un libro dedicado a las artesanías folclóricas mexicanas.
Méndez tuvo exhibiciones limitadas durante su carrera. Su primera gran exhibición fue en 1930, cuando viajó a Los Ángeles como colaborador de Carlos Mérida. En 1945, tuvo una exposición individual en el Instituto de Arte de Chicago, seguido por otra en 1946 en el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura en México.
Sus trabajos gráficos decrecieron después de 1950 cuando el arte político se empezaba a devaluar y su trabajo era cada vez menos coleccionado. Sin embargo, Méndez comenzó a realizar grabados para el cine mexicano, con una serie para la película Río Escondido (1947) de Emilio Fernández, y luego otros como Pueblerina (1948), Un día en la vida (1949), El Rebozo de Soledad (1949), Memorias de un Mexicano (1950), La Rebelión de los Colgados (1953) y La Rosa Blanca (1959). Para la película Macario de Roberto Gavaldón, diseñó las imágenes de Dios, la Muerte y el Diablo.
Entre 1958 y 1959, fundó una empresa llamada Fondo Editorial de la Plástica Mexicana junto con Ricardo J. Zevada. El primer libro publicado por la organización fue La Pintura mural de la Revolución Mexicana seguido por Los Maestros Europeos de la Galería de San Carlos de México y José Guadalupe Posada, Ilustrador de la Vida Mexicana. El Fondo Editorial se convirtió en una importante empresa de publicaciones produciendo libros de alta calidad de arte mexicano.
Fue miembro fundador de la Academia de Artes en 1968. Los únicos reconocimientos formales que recibió en vida incluyeron un premio local para el libro Incidentes Melódicos del Mundo Irracional de Juan de la Cabada en 1944, el primer Premio Nacional de Grabado en la Ciudad de México en 1946 y el Premio de la Paz como miembro del Taller Gráfica Popular en 1952. En 1962, el Museo Nacional de Arte Moderno Carlos Mérida exhibió una retrospectiva de su trabajo.
Dentro de los reconocimientos póstumos, la comunidad de investigadores lo califica casi tan alto como a Diego Rivera y José Clemente Orozco. Otro homenaje fue una exhibición de su trabajo en el Palacio de Bellas Artes en 1970. En 2002, el escritor Carlos Monsiváis realizó una conferencia sobre el trabajo de Méndez en el Museo Nacional de Arte (MUNAL). El mismo museo tuvo una retrospectiva en 2003. El Taller de Gráfica Popular también organizó una exhibición. Sin embargo, no existe ningún museo dedicado a su obra y el único catálogo formal fue publicado por el Instituto Nacional de Bellas Artes en 1977.
Su labor incorporó un vocabulario de imágenes ligadas a la realidad social y política mexicana de la primera mitad del siglo XX. Estas imágenes se enfocaron en el realismo figurativo sobre la abstracción y por esto es categorizado como arte realista. La mayoría eran narraciones del México después de la revolución, con las demandas sociales de obreros y granjeros, escenas urbanas y paisajes rurales. Sus trabajos más destacados denunciaban el fascismo en los años 30, la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial. Además, produjo numerosas obras sobre la Guerra Fría y la división del mundo entre países capitalistas y comunistas.
Leopoldo Méndez fue capaz de cambiar el estilo de sus grabados en relación a los materiales usados y para su público deseado. Sus imágenes incluyeron referencias al arte renacentista prehispánico y barroco, europeo y mexicano, así como arte mexicano del siglo XIX y del muralismo. Mientras que la mayoría de sus obras son realistas, incorporó elementos imaginativos de movimientos como el cubismo, futurismo, constructivismo ruso, el expresionismo alemán y el surrealismo.
Contamos con 10 obras de este importante creador en la colección de arte contemporáneo internacional del Museo Nacional de Bellas Artes, entre litografías y serigrafías. Ellas son El maíz, Paisaje con carreta, Ejercito nazi-onalista, de 1939, Nido de las cías petroleras, Manifiesto sobre el salario mínimo y varias obras sin título.
Por Margarita González Lorente
Curadora
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