El espejo de los enigmas II. Apuntes sobre la cubanidad

Los procesos culturales no suceden de manera aséptica. Las formas de estructurar y concebir la política ocurren como hechos entrelazados a la psicología social. Los cambios acaecidos a partir de 1959 conmocionaron la historia de este país. Las revoluciones avanzan a un ritmo violento y en contextos donde es difícil congeniar la participación social con las principales transformaciones que se producen en el tejido institucional. Un proceso de exaltación revolucionaria, de tanta radicalidad como el nuestro, no transcurre de forma idílica, deja cicatrices de sus propias contradicciones. Este sentimiento acompañó a dos grandes artistas que vivieron a plenitud el epicentro histórico de su tiempo: Raúl Martínez y Antonia Eiriz. La obra de ambos apuesta por un cambio del pensamiento y las lógicas con que se venía funcionando, alertan también sobre el dolor humano que genera el intento de subvertir las viejas maneras de instaurar el poder. Esta exposición pretende ser una pequeña plaza en la que se generan discursos como fuga, donde intervienen muchas voces. En ellas dialogan los grandes relatos de la épica, junto a la gente pueril de los estamentos sociales más bajos. Al final de los intentos emancipatorios acontecidos en la Isla han incorporado desde dentro, la marginalidad, el altruismo, las narraciones ideológicas y la intuición de aquellos que asumen una verdad que intentan defender. La visión inclusiva de José Martí de pensar la nación con todos y para el bien de todos es un fenómeno que desborda un territorio, se convierte en un imaginario, en una forma de sentir y vivir Cuba, en cualquier lugar y bajo cualquier circunstancia.

Jorge A. Fernández Torres