Federico Martínez, Retrato de dama, 1881

Contemporáneo y condiscípulo de Miguel Melero, Federico Martínez se dedica con maestría al retrato en el cual se muestra como un atento observador del hombre, profundizando en su mundo interior. Al concluir sus estudios en San Alejandro continúa su aprendizaje en Florencia y hace profundos análisis de los pintores primitivos por los que sentía predilección. En esta obra resulta un pintor valorista de un dibujo estructurado, con una notable habilidad para interpretar, mediante la gama cromática, las calidades de las texturas. (O.L.N.)