Fidelio Ponce, Tuberculosis, 1934

Fidelio Ponce es una figura aparte en el modernismo cubano, de cuyas corrientes principales aparece desligado. En este solitario no parece verificarse ninguna dependencia como no sea con las más íntimas obsesiones del hombre y del pintor. Equidistante tanto del “academicismo” como del “vanguardismo”, su pintura quiere ser moderna; pero insertarse en la tradición. Tuberculosis es uno de sus grandes momentos. El tema impone una atmósfera espectral. Casi monocromática, es en realidad una sutilísima irisación de sienas, ocres y blancos de plata y oro con reflejos rosas y azules y toques de verde. Cuando Ponce trata asuntos familiares o próximos a sus vivencias más íntimas; cuando recuerda episodios remotos de su niñez, o cuando se sumerge en los temas de la enfermedad o la muerte, que no son para él temas literarios, alcanza su mayor intensidad. Junto a Beatas y Niños, Tuberculosis integra la trilogía de sus clásicos, donde se cifra toda su obra. (R.V.D.)