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1959 - 1964. Un museo, muchos museos

Con el triunfo de la Revolución cubana en 1959, triunfa también la gran tradición de pensamiento y acción emancipatorios que había nacido en los albores mismos de nuestra nacionalidad. Al llevar a vías de hecho el gran proyecto de justicia social, la Revolución consuma un suceso cultural y creador sin precedentes para la Isla. No es fortuito, por tanto, que a la Revolución esté ligado indisolublemente uno de los cambios trascendentales en la vida relativamente joven del Museo Nacional: a cuarenta y seis años de fundado, un evento de política y de cultura lo compulsa a cambiar su concepción museológica polivalente, convirtiéndose en un museo de arte. El éxodo masivo de la burguesía nacional a inicios de los años sesenta, sacó a luz pública un cuantioso tesoro artístico poco conocido, que conformaba los bienes de la clase dominante y de los grupos de poder. El recién creado Departamento de Recuperación de Valores del Estado se encargó de dar cuenta de este acervo a través de diversas exposiciones públicas. El Museo Nacional, a la cabeza del cual se mantienía la respetada figura de Rodríguez Morey, se vió beneficiado por esta recuperación de obras de arte. Por otra parte, los importantes depósitos de colecciones particulares que se encontraban en el Museo desde 1955, formaron parte en lo adelante del patrimonio nacional. De esta manera, la institución acrecienta sus colecciones de forma significativa y tal saturación de sus perfiles museológicos permitió transferir los fondos de arqueología, historia y etnología hacia otras instituciones, de manera que el Museo se conviertió, exclusivamente, en una institución de arte.

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El comandante Fidel Castro visita Bellas Artes en 1959. A su izquierda, la Dra. Vicentina Antuña y a su derecha Rita Longa. En el extremo derecho, Adelaida de Juan.
Inauguración de la exposición Cincuenta años de pintura y escultura cubana con motivo del cincuentenario del Museo. Al centro, Antonio Rodríguez Morey y señora.