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Colección de arte contemporáneo internacional en el Museo Nacional de Bellas Artes. Antonio Berni.

Título: 
Colección de arte contemporáneo internacional en el Museo Nacional de Bellas Artes. Antonio Berni.
Curadora
Fecha: 
2021

ANTONIO BERNI (Argentina, 1905- 1981)
“Los niños de la villa cartón, 1961.
Litografía sobre papel.

Antonio Berni nació en Rosario, el 14 de mayo de 1905 y falleció en  Buenos Aires, Argentina, el 13 de octubre de 1981. Fue un pintor, grabador y muralista.  Algunos de sus personajes más notables son Juanito Laguna y Ramona Montiel, representantes de los sectores más bajos y olvidados del país. Fue nombrado miembro de la Academia Nacional de Bellas Artes. Su padre, Napoleón Berni, era un sastre nacido en Italia y fue uno de los tantos inmigrantes europeos que se instalaron en la ciudad durante esos años. Su madre, Margarita Picco, era argentina hija de inmigrantes italianos radicados en Roldán, un pueblo de la provincia de Santa Fe, a 30 km  de Rosario. Una placa con bajorrelieve indica el sitio. 
En 1921, ingresó como aprendiz en el taller de vitrales Buxadera y Cía, donde recibió la enseñanza de su fundador. Poco tiempo estuvo en este taller ya que entre 1914 y 1915 su padre volvió a Italia, y Berni fue enviado a la casa de sus abuelos en Roldán. A pesar de que se alojó poco tiempo allí, estudió pintura en el Centro  Catalán  de Rosario .En 1920,  expuso sus cuadros por primera vez en el Salón «Mari». La muestra constó de 17 óleos de paisajes suburbanos y estudio de flores. Expuso nuevamente en 1923, pero esta vez en la Galería Witcomb de Buenos Aires. Ya por ese entonces recibía los halagos de los críticos en varios artículos publicados en 1923 en los diarios La Nación y La Prensa. Sus primeros cuadros respondieron al impresionismo y al paisajismo. Se lo vincula al grupo de Florida, conjunto informal de escritores y artistas.
En 1925, consiguió una beca otorgada por el Jockey Club de Rosario para estudiar en Europa y en noviembre de ese año llegó a Madrid. En febrero de 1926, en el Salón de Madrid expuso Puerta cerrada, un paisaje madrileño que llamó la atención. Más tarde pintó otros temas españoles, como Toledo y el religioso (1928) y El Torero calvo (1928). En París asistió a los cursos de los pintores franceses André Lhote y Othon Friesz, en la Academia libre de la calle Grande Chaumiere. Y aunque estudió solo unos meses allí, su influencia se dejó sentir en una serie de desnudos figurativos. 
Hacia 1927, se instaló en Arcueil, al sur de París. Se conocen dos paisajes de Arcueil de 1927. Terminada la beca, volvió por unos meses a Rosario, pero al poco tiempo retornó a París, ahora con un subsidio del Gobierno de la provincia de Santa Fe. A fines de 1928 hizo una exposición individual en la Galería Nancy de Madrid. En 1929, presentó una muestra individual en Amigos del Arte y luego en el Museo Municipal de Bellas Artes de Rosario. Además intervino en el XVIII Salón Nacional. Allí exhibió su obra Toledo o el religioso. En 1928, conoció a Louis Aragón, poeta, novelista y ensayista francés, uno de los líderes del movimiento dadaísta y del surrealismo. Aragón lo acercó al surrealismo y también a André Bretón, poeta y crítico de arte. 
También conoció a Max Jacob, con quien aprendió la técnica del grabado. Sin lugar a dudas la retrospectiva de Giorgio de Chirico y el conocimiento de las obras de Magritte serán los elementos fundamentales que llevarán a Berni a ingresar al surrealismo. Estudió las obras surrealistas, leyó a los poetas y escritores de este movimiento y también a Freud. En 1930 conoció al ensayista y poeta rumano Tristán Tzara. Berni iniciará su pintura surrealista.  En realidad tomó la pintura de De Chirico y le dio un contenido propio. La Torre Eiffel en la Pampa, de 1930 es un ejemplo de ello. Por entonces, decidió volver a Argentina. Al regresar, vivió por unos meses en  la provincia de Santa Fe, para luego instalarse en Rosario y trabajar como empleado municipal. 
Tomó parte activa de la vida cultural de la ciudad, organizando la Mutualidad de Estudiantes y Artistas Plásticos. En 1932, en Amigos del Arte expuso sus obras surrealistas de París, y algunos óleos como Toledo o el religioso. Esa muestra fue la primera exposición de ese movimiento en América Latina y también la primera en exponer collage. Se tituló Primera exposición de Arte de Vanguardia. El público no estaba acostumbrado y la muestra resultó difícil. La crítica en pleno la rechazó. En 1932, se internó en el complejo contexto político y social en su país,  para colaborar como fotógrafo en una nota periodística encargada a Rodolfo Puiggrós, futuro dirigente comunista. 
Fuera de esta miseria humana que observó Berni estaba la otra, la del hombre que vivía en las zonas rurales entre los chacareros. Este mundo era totalmente distinto al de París de los años 20 y de los artistas surrealistas. No pudo dejar de sentir una gran conmoción interior. De alguna manera dejó en parte el surrealismo. Así comenzó la etapa del «realismo social». 
Berni era un hombre con gran sentido del humor y sentía una gran necesidad del mundo de los justos. Luchó por ello siempre, pero lo hizo con gran ternura y con un trasfondo casi épico. Se identificó y se integró a ese mundo del que nunca se desligó. De París trajo una gran carga política, influida sin duda por su intensa vinculación con los artistas surrealistas. Ese mundo de decadencia pintado,  casi de fantasía, ahora le era real, lo veía en su pueblo, en su país. 
En 1934, comenzó a mostrar la problemática social de la década del 30 con sus obras Desocupados y Manifestación. No solo Argentina estaba en crisis. La desocupación, la pobreza, el comienzo del nazismo y fascismo, la guerra civil española, espantan a Berni. Otros aspectos que retrató tienen que ver con la vida cotidiana, como por ejemplo en Primeros pasos de 1936. La obra ganó el Premio del Salón Nacional de Artes Plásticas de 1940 y es parte de la colección del Museo Nacional de Bellas Artes, de Buenos Aires.  En 1937, presentó Club Atlético Nueva Chicago. El retrato es una de las formas más importantes del realismo humanista, En Berni predomina el retrato humano, tanto en la década de 1930 como en la de 1940. Por ejemplo, Figura, que fue primer premio del XXX Salón Nacional en 1940 y Lily, el Gran Premio Adquisición XXXIII Salón Nacional en 1943 ambos en Buenos Aires. Esto significó obtener el máximo galardón de entonces. 
En la década del 30, tuvo su experiencia muralista al intervenir en la construcción de Ejercicio Plástico. Ya él había fundado el grupo «Nuevo Realismo». También pintó La mujer del sweater rojo en 1935, La muchacha del libro en 1936, Nancy en 1941, La chica del balón en 1934, La niña de la guitarra en 1938 y Figura de chico en 1941. Además hizo autorretratos, uno en 1934, otro en 1938 y el último en 1945. En Paula y Lily de 1941, pinta a su esposa de entonces y a su hija. Hacia fines de la década del 50 realiza algunos retratos que tienen como modelo a la poetisa tucumana Ariadna Chaves, una de sus musas argentinas.  
El mundo de la década del 40 será tan conflictiva como la del 30. De exquisita sensibilidad, observará y reflejará en su pintura esa realidad. También manifestó su desagrado por la situación de 1945. Con un grupo de artistas decidió exponer sus pinturas en el subsuelo del edificio de la Sociedad Rural. En Retrato de 1946 muestra dos chicos de clase media acomodada, antítesis de sus personajes posteriores, Juanito y Ramona. En 1954 presentó Team de fútbol o Campeones de barrio. Respecto al tango, pintará Orquesta típica en 1939, para recrearla en 1974 y 1975. Berni inicia sus representaciones en Argentina de lo que será típico de la década de 1950: La siesta y La fogata de San Juan. Entre diciembre de 1941 y mayo de 1942 recorrió Bolivia, Ecuador, Perú y Colombia con la idea de realizar estudios precolombinos por pedido de la Comisión Nacional de Cultura. Su obra Mercado indígena de 1942, la basó en fotos que tomó durante este viaje. 
Mientras tanto, pintará Masacre (1948) y El obrero muerto (1949). En 1951, hizo otra Manifestación: mujeres y niños llevan un lienzo blanco en el que está dibujada la paloma de la paz, con un ramo de olivo en el pico. Durante 1951, 1952 y 1953 fue a Santiago del Estero donde realizó la serie Motivos santiagueños. Esta localidad sufrió la tala indiscriminada de sus bosques. Pero la situación venía desde muchos años atrás. La depredación ecológica existió, pero también, la social. Los beneficios obtenidos por los empresarios no volvieron a los trabajadores. La tierra, poco a poco se agotó y también el hombre. Esta realidad fue percibida por Berni y, como lo hizo siempre, la expresó a través de su pintura. Así aparecerán Los hacheros (1953), La marcha de los cosecheros, La comida, Escuelita rural (1956), Migración, Salida de la escuela, El mendigo, Hombre junto a un matrero y El almuerzo. 
En el período 1955-1956, presentó la serie Chaco. Estas pinturas las expondría en París, Berlín, Varsovia y Bucarest. Aragón inclusive lo presentó en Moscú en la Galería Creuze, en 1955.También realizó múltiples exposiciones en el país, tanto individuales como colectivas. Expuso con otros grandes pintores contemporáneos a este período como Pedroni, Santieri, Giovanni Bressanini, Luis Videla, Cerrito, Borgarello, Robirosa, Alonso etc. Por entonces pintó algunos paisajes del suburbano: Villa Piolín, La casa del sastre (1957); La iglesia, El tanque blanco, La calle, La res, Carnicería (1958), La luna y su eco (1960) y Mañana helada en el páramo desierto. También de esa época son Negro y blanco (1958), Utensilios de cocina sobre un muro celeste (1958) y El caballito (1956). 
En los 50 el mundo interior de Berni se componía de nuevas imágenes. A su vuelta de Santiago del Estero comenzó a hurgar hasta que en 1958 surgió claramente su nuevo personaje, Juanito Laguna, y poco tiempo después aparecerá también, Ramona Montiel. La historia de estos dos seres lo envolverá por tiempo y con ellos trascenderá mucho más. Tanto los «Juanitos» como las «Ramonas» se cotizaron en el mercado exterior a precios incalculables. Desde su cargo como Director de Relaciones Culturales de la Cancillería (1960) durante el gobierno de Arturo Frondizi, el crítico y amigo Rafael Squirru envió los grabados del artista a la Bienal de Venecia, donde recibieron el Primer Premio. Al ser nombrado Squirru Director de Cultura de la Organización de los Estados Americanos en 1963, promovió nuevamente la obra de Berni organizando exposiciones importantes como la de 1966 en el New Jersey State Museum de Trenton. En 1965, presentó su muestra en el Instituto Di Tella, La voracidad o la pesadilla de Ramona. De la década del 60 son las 2 piezas que forman parte de la colección en nuestro Museo Nacional, Los niños de la villa cartón, que son litografías sobre papel. Nadie puede dejar de sentir un sentimiento de agonía y tristeza,  ante  estas imágenes. El  mundo infantil de pobreza, desaliento y miseria se refleja  en esos rostros,  toda la infelicidad de una niñez incierta y misteriosa. 
En 1976 viajó a Nueva York. Allí pintó, hizo grabados, collage y presentó en la «Galería Bonino», una muestra titulada La magia de la vida cotidiana. Durante su estadía en esa ciudad, hizo 58 obras que quedaron en la galería para una muestra en Texas que nunca se realizó. En 1982, después de su muerte, fueron enviadas a Buenos Aires. En esa época también pintó tres óleos referidos a Juanito y a Ramona, Juanito en la calle, Juanito Laguna going to the factory, El sueño de Ramona. 
Preocupado por el mundo que lo rodeaba, en Nueva York quiso conocer a la gente, saber de sus costumbres, de sus posibles necesidades. Así fue como salió a la calle, observó y pintó. Entonces conoció una sociedad opulenta, consumista, donde la publicidad es la mejor vendedora, donde siente que hay riqueza material y pobreza espiritual, muy distante de la de Juanito, o de la de Santiago del Estero, por lo que decidió entonces hacer un arte social con ironía. De esta época es Aeropuerto, Los hippies, Calles de Nueva York, Almuerzo, Chelsea Hotel y Promesa de castidad. 
En 1981, se inauguró “La casa de Antonio Berni”, unaa galería de arte y casa de subastas. Fue la sala de arte más importante del momento, en la cual se realizó una muestra individual de los murales del Gran Maestro. Berni ofició de anfitrión para que en la sala se realizaran muestras de artistas jóvenes. En “La casa de Antonio Berni” se llevaron a cabo muchas subastas con gran éxito. 
Entre abril y mayo de 1981, trató el tema del Apocalipsis al exhibir los murales realizados para la capilla del Instituto de San Luis Gonzaga. También ese año, da testimonio del gran tema de su vida: «el destino del hombre». Cristo en el garaje es un hombre común, que ocupa el centro del espacio. En el techo hay una claraboya por donde se ve el cielo, a la derecha una ventana abierta permite ver el paisaje de las fábricas y al otro lado se observa la motocicleta. Posiblemente, haya querido aludir las torturas y las matanzas del mundo. Por otra parte, en 1981, año de su muerte, pintó una mujer desnuda en la arena, contemplando el cielo de una noche de luna. Es la mujer y la naturaleza, tal cual los creó Dios. Solo que un avión, objeto del hombre, pasa por el lugar para invadir el momento de paz y de armonía. Estos fueron sus últimos óleos. 
Unos días antes de su muerte, dijo en una entrevista: «El arte es una respuesta a la vida. Ser artista es emprender una manera riesgosa de vivir, es adoptar una de las mayores formas de libertad, es no hacer concesiones. En cuanto a la pintura, es una forma de amor, de transmitir los años en arte». Al año siguiente de su muerte, la Fundación Konex le concedió, en su primera edición de los Premios Konex dedicados a las Artes Visuales, el Konex de Honor.

Por Margarita González Lorente, Curadora dde la Colección de Arte Contemporáneo Internacional. 

 

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ANTONIO BERNI (Argentina, 1905- 1981) “Los niños de la villa cartón, 1961. Litografía sobre papel.