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Ecos de Girón en las artes plásticas cubanas a 60 años de la victoria

Título: 
Ecos de Girón en las artes plásticas cubanas a 60 años de la victoria
Fecha: 
2021

La epopeya de Playa Girón, en abril de 1961, ha despertado la sensibilidad de creadores y artistas desde la década del setenta y los años siguientes. Una producción marcada por la impregnación del espíritu de la gesta se hizo perceptible en la mayoría de las manifestaciones artísticas. Una sintética mirada al comportamiento del tema en las artes visuales será el modesto tributo del Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana (MNBA), a los 60 años de la memorable fecha.

Como se conoce, desde el triunfo de la Revolución en enero de 1959, la mayoría de los artistas patentizaron su sensibilidad ante la nueva realidad circundante. De manera particular, provocaron encontrados sentimientos de ira y consternación la voladura del vapor La Coubre y la agresión mercenaria perpetrada por miembros de la Brigada 2506. Correspondió a la fotografía cubrir el primer frente. Los fotorreporteros, vestidos de valor y sentido de compromiso, participaron en las memorables jornadas. Gracias a ellos, repercutieron los testimonios gráficos de las épicas jornadas; útiles para artistas de otros perfiles, quienes al paso del tiempo continuaron dimensionando la victoria.[1] Sergio Canales y Tirso Martínez Sánchez, con sus instantáneas, dieron fe del desenlace, cuando Fidel descendió victorioso de un tanque T-34, tras haber hundido el barco Houston, convertido en símbolo de la primera derrota del imperialismo en América Latina.[2] Al respecto, Bermúdez resume el alcance de la fotografía y su papel en el casi inmediato desarrollo del cartel:

 (…) Así los testimonios de las primeras fotos tomadas en el acto de despedida del duelo de las víctimas del ataque aéreo a la base de San Antonio de los Baños, en la esquina de 23 y 12, en La Habana, donde se proclamó el carácter socialista de la Revolución Cubana, así como los hechos durante los cruentos días de la batalla. Antiaéreas, cañones, tanques, el pueblo armado es capturado por la lente, en lucha frontal contra los invasores, a todo lo largo y ancho del frente de guerra. Con sus armas en alto, los milicianos fijan la identidad visual de aquel momento histórico. Tales fotografías tendrán una doble significación para nuestra cultura: ser testimonio imperecedero de la batalla librada por el pueblo cubano contra el imperialismo (…) y fuente primaria de las imágenes visuales por las cuales el cartelismo político cubano hará validar sus primeras búsquedas y propuestas en el medio.[3]

Entre la cartelística vinculada al tema que nos ocupa, suele referenciarse Playa Girón, 1961, de Ernesto Fernández,[4] quien fue como corresponsal de guerra. También Roberto Quintanilla se expresó en Junto A las Armas, 1962,[5] y A otra invasión, otro Girón, 1964. No obstante, se acota que el cartel cubano antes de Girón, no estaba suficientemente preparado como para impregnarle a la manifestación la validez estético-comunicativa que se requería,[6] a excepción de unos pocos diseñadores gráficos que ilustraron al obrero con el fusil en alto y dando la orden de combate.[7]

En el dibujo, la pintura, el grabado y la escultura, los artistas fueron reinterpretando los acontecimientos, desde la pluralidad de discursos y estilos, a cuenta de la convergencia de algunas tendencias afianzadas en el arte cubano desde decenios anteriores. Entre las personalidades que reaccionan ante la dramática maniobra yanqui, se encuentran Antonia Eiriz, Servando Cabrera Moreno, Ángel Acosta León, Umberto Peña, Alfredo Sosabravo, Adigio Benítez, Raúl Martínez y Mariano Rodríguez, sin olvidar el papel desempeñado por la Asociación de Grabadores de Cuba, con Carmelo González al frente. Posteriormente, llegaron nuevas obras, también conocidas como el eco de Girón, dadas a conocer a través de exposiciones, salones y concursos conmemorativos.[8]

Buscando conformar un itinerario lógico sobre este asunto, se observa que Servando Cabrera Moreno se cuenta entre los primeros que afronta directamente la representación de cada momento. Ya él había expuesto sus primeros trabajos sobre la épica en tiempos de Fidel Castro y lo hizo desde impecable factura, matizada por el lenguaje expresionista y el interés en destacar la figura humana como el centro de la creación. Gracias a su paleta, hombres y mujeres de la Revolución, obreros y campesinos convertidos en milicianos, adquieren dimensión simbólica, como se resume en Bombardeo del 15 de abril y Playa Girón. Ambos lienzos se vinculan directamente a las horas de la agresión, tema que representó repetidamente en soporte tela o papel; con gouaches, carbones, tintas y esmaltes sobre madera.

En diciembre de 1961, tiene lugar en el MNBA la exposición Pinturas y dibujos de Servando Cabrera Moreno sobre temas de la Revolución, donde él da a conocer un repertorio de imágenes inéditas y casi escultóricas, en movimiento, como Milicianos, Rebeldes de la Sierra Maestra, Bombardeo de Santa Clara, Masacre de Santa Clara, La Coubre, Milicias Campesinas. En 1979, nuevamente fueron rememoradas estas motivaciones, desde la muestra organizada por la Galería L de la Universidad de La Habana. El discurso curatorial se concentró en la representación de los niños y carboneros con los que interactuó el artista durante la filmación del documental El Mégano. Gerardo Mosquera lo valora así:

El formidable ciclo épico desarrollado por Cabrera Moreno entre 1960 y 1964 continúa siendo la parte más conocida de su quehacer. De ahí que aquí solo aparezca algún ejemplo de aquella pintura que va consagrándose como el más sobresaliente testimonio plástico de la epopeya revolucionaria, sentida en su tiempo como un arte a la vez de compromiso político y preocupación estética, que vibró al unísono con los acontecimientos, al extremo de adquirir una autenticidad casi documental.[9]

Raúl Martínez, por su lado, protagoniza su inmersión en temas históricos. En la exhibición personal Homenajes, presentada en Galería de La Habana en 1964, se incluye un conjunto de obras que hacen de la historia el centro temático, entre las que están los óleos y collages sobre masonite Girón y 26 de julio, que expresan su emoción ante las acciones heroicas.[10] Mariano Rodríguez, reconocido en el panorama artístico nacional, se suma al discurso épico de los sesenta, por medio de una compilación que aborda sucesos de la historia reciente, integrada por piezas como De la Sierra al llano, Barco espía y Girón.

Durante las últimas tres décadas del siglo XX, varias instituciones del arte y la cultura estimularon la vigencia y continuidad del tema Girón, a través de la convocatoria de eventos de diferente naturaleza. De esta forma, la Casa de las Américas, el Taller de Grabado de la Plaza de la Catedral; otras instituciones subordinadas al Ministerio de Cultura, y la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, promueven exposiciones que dejaron como saldo un conjunto de obras que forman parte del patrimonio nacional.

Entre muchos ejemplos a citar, resulta significativo que, en abril de 1976, el MNBA fue sede de una exposición en saludo al 15 aniversario de la victoria de Playa Girón, organizada por el Consejo Nacional de Cultura y la Dirección Nacional de Museos y Monumentos. Entre las ocho creaciones exhibidas se encontraban: Cementerio de Piratas de José Aguilera, El herido de Adigio Benítez, así como El pueblo armado y Milicias campesinas de Salvador Corratgé. Además, Invasores en Playa Larga de Alfredo Sosabravo, Bombardeo del 15 de abril de Servando Cabrera Moreno, Playa Girón de Mariano Rodríguez y Por la tierra de Pedro de Oraá. El pintor y grabador Rafael Zarza, se ocupó del diseño de la portada del catálogo. Dentro de la relación, es notorio Salvador Corratgé, quien estaba vinculado a la dinámica de exposiciones de contenidos históricos y patrióticos que tuvieron lugar entre el 60 y el 88; donde se incluyen los salones por el 26 de Julio y por Playa Girón de 1976.

En 1981, se convoca al Salón de Artes Plásticas en saludo al XX aniversario de la victoria, con sede el MNBA. Las bases del evento estimulaban a los creadores de todas las manifestaciones a trabajar en la interpretación libre del tema. Considerando el entorno plástico del momento, se buscaba articular un discurso que combinara el acto creativo con la trascendencia de abril del 1961. De modo que, a través de las obras propuestas, se reafirmara la continuidad, vigencia y motivación por aquellas jornadas, dos décadas después. El jurado estuvo presidido por Marta Arjona, mientras que Manuel López Oliva actuó como Secretario. Entre otros miembros se registraron a Mariano Rodríguez, Alfredo González Rostgaard y Fayad Jamís.[11]

Otro aspecto de interés fue la admisión de todas las manifestaciones posibles; como resultado, se creó un ambiente de inclusión, desde la originalidad del proyecto que exhibió las experimentaciones de más de una treintena de artistas, entre quienes estaban: Umberto Peña, Pedro Pablo Oliva, César Leal, Raúl Corrales, Zaida del Río, Eduardo Rubén, Alfredo Sosabravo, Osneldo García, Nelson Domínguez, Enrique Moret, Raúl Martínez y René Portocarrero. Este último, por ejemplo, entendió que, desde sus imágenes de La Habana, ciudad custodiada y defendida por el pueblo uniformado, trasladaría su homenaje a la fecha. Mariano mostró la evolución estética de su generación, acoplada a la impronta de la revolución. La evaluación de los expedientes de algunos artistas como Umberto Peña, confirman la persistencia de la historia en nuestro universo creativo. Él se incluyó en la exposición Los artistas plásticos de la Plaza saludan el XX aniversario de la Declaración Socialista y la Victoria de Playa Girón; presentada en el Centro de Arte de 23 y 12. Sobre estos hechos López Oliva aseveró:

Esa sentida expresión plástica derivada de una libre decisión de asumir contenidos y señales de la dignidad y la proeza del pueblo al que los artistas estaban orgullosos de pertenecer, abrió una tradición de arte que unía las búsquedas formales y sígnicas con el destello y las huellas de sensaciones y emociones vitales provenientes de la escena revolucionaria. Ello tuvo lógica continuidad en las inquietudes juveniles de quienes en los sesenta cursaron estudios en la Escuela Nacional de Arte (…)[12]

Es inevitable anotar que, durante las jornadas del Salón de mayo de 1967, se expresó la reacción de artistas de alto reconocimiento internacional ante el simbolismo de Playa Girón. Gudmundur Gudmundson Erró (Islandia, 1932) presentó la antológica tela Bahía de Cochinos, 1967, (actualmente en la colección del MNBA), desplegada en la sala dedicada a Cuba, donde “…alude a la realidad histórica más reciente de la isla, con piezas que mueven el debate entre el público visitante”.[13]

Hace apenas unas horas, quedó inaugurada la exposición En el centro de abril que, producida por el Fondo Cubano de Bienes Culturales ha contado con el apoyo del MNBA. El discurso curatorial saluda los sesenta años de la victoria de Playa Girón. Desplegada en el espacio físico de la Galería de 23 y 12, se remarca el simbolismo del lugar donde se declaró el Carácter Socialista de la Revolución Cubana. La exposición, accesible en las plataformas virtuales, incluye cuadros antológicos de Servando Cabrera Moreno, Raúl Martínez y Mariano Rodríguez, que de alguna manera hacen referencia a este relato.[14]

De modo que este sintético recorrido viene a autenticar la persistencia de abril de 1961 dentro del tema histórico en la plástica cubana. Esta se ha convertido en instrumento eficaz para revivir y re-significar el valor de la victoria. Girón es asunto e imagen consolidados, gracias a la evocación colectiva y a la pertinencia del arte. Son dos memorias que combinan la permanencia, amplitud, dinamismo y trascendencia del triunfo, en el marco de su sexta década.

 

[1] Ver: Adelaida de Juan: “La fotografía como ausencia y presencia”, en: Abriendo ventanas. Textos críticos. Adelaida de Juan. Prólogo y selección de notas de Luz Merino Acosta. Editorial Letras Cubanas, Instituto Cubano del Libro, 2006, pp. 273-290.

[2] Ver: Jorge Oller Oller. “La imagen que ha inmortalizado la gesta de Girón,” en: http://www.fidelcastro.cu/es/articulos/la-imagen-que-ha-inmortalizado-la-gesta-de-giron. Consultado por la autora el 2 de abril del 2021.

[3] Bermúdez, Jorge R. La imagen constante. El cartel cubano del siglo XX. Editorial Letras Cubanas, Instituto Cubano del Libro, La Habana, Cuba, 2000, p. 98.

[4] Presentada en la exposición: La Imagen sin límites. Exposición antológica de la fotografía cubana. Museo Nacional de Bellas Artes, del 21 de septiembre al 26 de noviembre de 2018. Curador Dr. Rafael Acosta de Arriba.

[5] En técnica offset, 79 x 62 cm.

[6] Es bueno resaltar que los cartelistas que trabajaban para el ICAIC, ya estaban haciendo un cartel de alto valor estético, que abordaba el tema revolucionario.

[7] Ver: Bermúdez. Op. Cit., p. 98

[8] Ver: Manuel López Oliva: “Frutos artísticos de Girón” en Granma. 15 de abril de 1987, (s.p.).

[9] Gerardo Mosquera. Obras inéditas de Servando Cabrera Moreno. Palabras al catálogo de la exposición presentada en la Galería L de la Universidad de La Habana, septiembre de 1979.

[10] Ver: Matamoros, Corina: Raúl Martínez, La gran familia. Fundación Arte Cubano. Ediciones Vanguardia Cubana, 2012, y Teresa Toranzo: Homenaje para Homenajes: Raúl Martínez a 26 años de su partida, consultar: https://bellasartes.co.cu/publicacion/homenaje-para-homenajes-raul-martinez-26-anos-de-su-partida. Consultado por la autora el 2 de abril del 2021.

[11] La carencia de la memoria catalográfica y crítica especializada nos ha obligado a recurrir a la revisión de documentos dispersos, donde se encomia la validez de los expedientes de algunos artistas involucrados en el evento, así como las vivencias de algunos participantes, entre quienes mucho ha aportado el artista plástico y crítico de arte Manuel López Oliva.

[12] López Oliva. Op. Cit.

[13] Delia María López Campistrous. “La Gran Espiral. Cuando el arte era parte de la vida”, en: La Gran Espiral. Cincuenta años del Salón de mayo de 1967.  13 de octubre al 11 de diciembre del 2017 (catálogo). Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana, pp. 1-19.

[14] Ver: Teresa Toranzo Castillo. “En el centro de abril. Nueva mirada para la historia y la creación”, en: https://www.artemorfosis.com/es/23-y-12/?cn-reloaded=1.

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Pedro de Oraá (La Habana, 1931-2020) Por la tierra, 1961 Lápiz sobre papel; 701 x 5537 mm Col. Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana. No. Inv. D. 967