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Fallece Elvira Martínez y Martínez Vda. de Melero

Título: 
Fallece Elvira Martínez y Martínez Vda. de Melero
Fecha: 
2021

Elvira Martínez formó parte del selecto grupo de féminas que concurrió a las aulas de San Alejandro luego que, en 1879, las reformas introducidas por Miguel Melero permitieron el acceso de la mujer a la enseñanza artística. Ingresó en esa escuela en 1883 y cerró una primera etapa de estudios en 1885, al contraer matrimonio con Miguel Ángel Melero, el 27 de julio de ese año. Sin dudas la joven artista inflamó las ansias del cónyuge por conocer la Ciudad Luz, y apoyó los esfuerzos que le aseguraron una pensión de estudios concedida por la Diputación Provincial y la Sociedad Económica de Amigos del País, en 1885. Y su avidez por el arte los llevó en París, de museo en museo, de taller en taller, absorbiendo la irradiación cosmopolita de ese polo cultural. La muerte prematura de Miguel Ángel en 1887, interrumpió muchas esperanzas. Pero Elvira persistió en su arte. Una breve estancia en Estados Unidos, donde se había formado en las primeras letras, le permitió la experiencia de estudiar en la Art Students League de New York, que defendía ya entonces la flexibilidad de los estudios artísticos.
A su vuelta a Cuba en 1888, buscó la protección de su padre político y fue acogida nuevamente en la Academia cubana, donde continuó estudios hasta 1892, cuando comienza su labor como profesora de colegios privados; empeño que se extendió hasta la etapa republicana cuando ocupó el cargo de Inspectora de Dibujo y Modelado de las Escuelas Públicas.
Mucha de la crítica publicada sobre esta primera hornada de mujeres artista, ha invisibilizado su impacto en el arte cubano al considerar su inspiración producto del aburrimiento emanado del bordado en canevá; y ha menospreciado sus temas como simple adorno de salón. Elvira Martínez no escapa a ese enfoque reduccionista que la encuadra en la pintura de naturalezas muertas y elogia los tintes de color en los pétalos de sus flores. Marañones, ejecutado en 1912, recrea los frutos tropicales en una composición de poca profundidad, que manifiesta la inclinación de la pintora al orientalismo y su admiración por el arte hindú, construido plano sobre plano, con una pureza de color que despierta la emoción estética. Ahí están las fotos publicadas por El Fígaro y Bohemia, para demostrar que no le faltaron arrestos para empeños mayores: magníficas vistas de la bahía de La Habana y cabezas de evidente introspección en la psicología del modelo. Sin dudas Elvira, como muchas de sus condiscípulas, supo confirmar por encima de los prejuicios de su tiempo, que no existen sexos fuertes en el arte.
Marañones fue exhibido por la pintora en el Salón de 1918 de la Asociación de Pintores y Escultores, en defensa de un género preterido como secundario por las academias más conservadoras, y desafió una crítica ácida y directa. La pieza formó parte del homenaje al centenario de esa corporación de artistas con la muestra “Ardid para engañar al tiempo”, celebrada en el Museo Nacional de Bellas Artes en el año 2016.

Ficha técnica:

Elvira Martínez y Martínez Vda. de Melero (La Habana, 1858 – 14 de septiembre de 1925)
Marañones, 1912
Óleo sobre tela; 55 x 45 cm

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