Usted está aquí

Retrato de Juan José Díaz de Espada y Landa, Obispo de La Habana

Título: 
Retrato de Juan José Díaz de Espada y Landa, Obispo de La Habana

Anónimo

Retrato de Juan José Díaz de Espada y Landa, Obispo de La Habana

Óleo sobre tela; 100 x 81.5 cm

“La historia cultural cubana bien puede abrirse con estas palabras: En el principio era Espada… El Obispo Espada, haciendo bueno su apellido, nos luce esa espada paulina del espíritu, luchando por implantar la verdad y la cultura, en las que se afirma vitalmente la libertad.” Así se refería el Pbro. Ángel Gaztelu a ese gran benefactor y hombre ilustrado, Juan José Díaz de Espada y Fernández de Landa (Arroyabe, Álava, 1756 – La Habana, 13 de agosto de 1832) cuyos aportes al país sería difícil resumir en una breve reseña. El religioso fue obispo de la Diócesis de San Cristóbal de La Habana desde 1800 hasta su deceso. El desvelo por la instrucción, el progreso y la libertad que mostró Espada, no fue bien visto por los elementos más conservadores de la Colonia. Sufrió el prelado numerosas acusaciones ante la Corona y el Vaticano; impulsadas por el disgusto que causó su apoyo a la Constitución Española de 1812 y su abierta postura contra la trata de esclavos africanos. Se le mandó a buscar reiteradamente para rendir cuentas en la metrópoli, y sólo gracias a los achaques de salud que sufría, se le concedió permanecer en La Habana hasta el fin de sus días. La magnitud de su obra no puede ser vista sino en el contexto de ascenso del movimiento plantacionista y los tanteos de formación de la nacionalidad cubana.

El Retrato de Juan José Díaz de Espada que posee la colección del Museo Nacional de Bellas Artes es una pieza anónima, que fue donada por el Obispo de la Ciudad (Dn. Pedro González y Estrada) como parte de un conjunto de retratos de prelados, en 1913; y formó parte de la Sección de Cubanos Eminentes desde la fundación de la institución, permaneciendo a partirde entonces en exposición permanente.

Llama la atención en el retrato la aparente juventud de Espada, cuya cabellera invadida por las entradas características del obispo, es aún negra. Sin embargo, la banda con la cruz de Isabel la Católica que adorna su pecho, sitúa lapintura en una fecha posterior a 1820, cuando le fue concedida al prelado esta Real Orden Americana contando ya sesenta y cuatro años de edad. Es posible establecer dos posibles fuentes de información visual, considerando las características señaladas: en primer lugar la melena oscura es distintiva de un Retrato del Obispo Espada, sin firma, que posee la Oficina del Historiador de Ciudad de La Habana, atribuido por tradición oral a Jean Pierre Henri Elovis, artista prácticamente desconocido a quien sitúa Guy Pérez Cisneros en un taller al fondo de la iglesia de los Capuchinos, y quien habría pintado alguna de las copias de la catedral habanera para el obispo Espada.

Otra similitud a destacar, es la posición de tres cuartos ligeramente ladeada a su derecha, que obliga al personaje a girar la cabeza a su izquierda para que el rostro quede afrontado con el espectador; elementos compositivos que, junto a la cruz pectoral y las insignias civiles, se asimilan al retrato de Espada pintado por Eliab Metcalf en 1829 –colección del Arzobispado de La Habana– que es sin dudas el más conocido, y mejor logrado, de los retratos del obispo que se conservan en Cuba. No es de extrañar entonces, que las imágenes posteriores hayan acudido a estas dos notables referencias al reproducir la efigie del obispo.

Juan José Díaz de Espada y Fernández de Landa falleció en La Habana el 13 de agosto de 1832, con 76 años de edad y treinta de permanencia ininterrumpida frente a su Diócesis. La sociedad habanera lo honró y depositó su cadáver cuatro días después, en el Cementerio Extramuros que el prelado contribuyera a erigir. Posteriormente, sus restos fueron trasladados a la Necrópolis de Colón el 2 de febrero de 1881, donde aún reposan.

 

Share