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Michele Marieschi (Venecia, Escena veneciana II
Michele Marieschi es un clásico dentro de los paisajistas italianos de todos los tiempos y la historiografía del arte lo identifica como uno de los integrantes del triángulo de oro de la veduta veneciana. De tal modo, para el MNBA atesorar dos caprichos suyos, significa el privilegio de coleccionar sendas obras del artista que dotó a la invención, -en tanto recurso expresivo inherente a la tradición pictórica italiana-, de una personalidad intensa, altamente subjetiva e inquietante. Definitivamente, se trata de una presencia capital, que asienta en la Sala Permanente de Arte Italiano relevantes muestras de la condición del Marieschi en tanto reservorio del linaje de una tradición dentro del paisaje. Esta genealogía se vincula ineludiblemente a sus creaciones de caprichos, -escasísimos, por cierto-, y especialmente las vistas de interiores, que como Escena veneciana II revalidan el papel de la arquitectura como transmisor de emociones, de acentos dramáticos y sorprendente carácter teatral.
Cuando el capricho refleja un interior, como sucede en esta pieza, entonces suele hacerse énfasis en la línea, que con frecuencia resulta acentuada por trazos negros, portando intensidad a los bordes y exacerbando los claroscuros. En este tipo de composición, -tanto como en las arquitecturas de perspectivas, otro subgénero del paisaje-, se aprecia el manejo eficaz de diversas normas y leyes arquitectónicas por parte de los pintores, pues resulta frecuente el exquisito uso de ángulos y rectas, por tanto, de las proporciones, en términos de espacialidad. Sin embargo, la atmósfera que se establece nos incorpora más al ámbito de lo escenográfico, bajo total interpretación personal, en la cuerda de lo emotivo y espontáneo.
Escena veneciana II, al igual que Escena veneciana I, comparten similar itinerario de procedencia, pues se encuentran documentadas en la colección del Barón Cassel, en Bruselas, pasando a Julio Lobo una vez que este las adquiriera en Parke Bernet Galleries el 26 de septiembre de 1953. No obstante, las coincidencias en autoría, medidas, subgénero y procedencia, no las convierte necesariamente en pendant.
En suelo cubano, inician su trayectoria bajo las titulaciones Escena veneciana I (Marina), y Escena veneciana II (Interior), con atribución a Jacopo Marieschi –siendo posteriormente re-adjudicadas a Michele-. El itinerario expositivo nacional comienza en el año 1958 cuando Lobo cede 30 obras de su patrimonio hasta entonces acunadas en su residencia, para estructurar la muestra Exposición de la Colección Julio Lobo, organizada por el Patronato de Bellas Artes y Museos Nacionales, en el verano de 1958. Es destacable el hecho de que todas las piezas incluidas en dicha muestra se exhibían por primera vez en Cuba.
Ambas obras ingresaron al patrimonio institucional, el 12 de diciembre de 1960, como transferencia ejercida por el Estado a través del proceso de Recuperación de Valores. Desde entonces, todos los catálogos de salas permanentes, las recogen como parte del montaje en vigor.
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