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Anónimo, Cabeza de faraón Sesostris I, 1938
Durante el Imperio Medio evolucionan las formas escultóricas hacia modelos donde aparecen reflejados los rasgos individuales de las personas representadas, a diferencia de la impersonalidad del Imperio Antiguo. En el caso particular de la representación de los soberanos, estos tratan de resaltar su gloria y poder siendo investidos de una aureola de solemnidad.
Al contemplar la cabeza de Sesostris I existente en nuestro Museo, nos sobrecogemos por su gran majestuosidad. Reconocemos a este faraón por el tratamiento anguloso de su rostro, por los ojos almendrados que nacen desde la nariz y la boca protuberante y carnosa, rasgos típicos de los soberanos de la dinastía XII, en especial los de este faraón. Tiene el némes y parte de la cara mutilada. Dos esculturas de este monarca de rasgos similares las podemos encontrar, una en la colección de Berlín y la otra en el Museo del Cairo.
Colección Condes de Lagunillas
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