Armando García Menocal, Embarque de Colón por Bobadilla, 1893

En 1893 García Menocal pinta esta obra, pensada para la exposición internacional de Chicago. La pieza se inscribe, más que en el tema histórico, en el cuadro de historia, tan en boga como discurso pictórico en Europa desde mediados del siglo XIX, y género para las justas internacionales. Está construida con todos los ingredientes tipológicos: grandes dimensiones, la captación de un momento de la historicidad, la articulación de diversas tematizaciones (retratos de grupos, paisaje e historia) en una tendencia discursiva de estirpe realista. Desde esa perspectiva el artista se inserta en el tratamiento tradicional que ofrece la producción cubana; se conecta con la tradición más española, y capta el instante en que el Almirante, esposado por orden de Bobadilla, es repatriado desde La Española. Según algunos especialistas, este argumento provoca la censura del Comisionado Español, quien condiciona la exhibición de la obra, al relevo de las cadenas. Para comprender el porqué de la recepción epocal habría que situar la obra en una mirada relacional con el contexto artístico. En primer lugar, la pieza era para competir y al parecer no siempre se tenía la oportunidad de apreciar estas obras, que no circulaban de manera cotidiana. A la selección del argumento, y en particular, al modo en que se representa sin dejar de inscribirse en la tendencia realista, que en esos momentos subvertía el monopolio del romanticismo. Menocal incorpora el luminismo, ese tratamiento protagónico de la luz que otorga una calidad visual diferente e interpretado como expresión de cubanía. Completa la novedad de la obra un manejo suelto de la pincelada. (L.M.A.)