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Francesco Zuccarelli (Pitigliano, Paisaje con figuras
El 15 de agosto de 1702, en Pitigliano, Grosseto, nace Francesco Zuccarelli. Al artista de la Toscana se le reconoce cercano al pintor Paolo Anesi (Roma, 1697 – Roma, 1773), con quien debió realizar sus primeros estudios. Su formación fue bastante compleja al pasar por maestros venecianos, florentinos y romanos de quienes resulta deudor. Viajó a Inglaterra y a Francia, donde pudo entrar en contacto con la pintura rococó. Todas estas influencias marcarían su estilo grácil y desenfadado, lleno de placer y armonía. Se dedicó fundamentalmente a la paisajística, con temas mitológicos, de bacanales y pastoriles, y en menor medida, realizó retratos y pintura de historia.
En Venecia desarrolló contactos con el cónsul Joseph Smith, bajo cuyos consejos decide visitar Inglaterra. Allí permanece durante diez años, entre 1752 y 1762. Ya de vuelta a la Ciudad Lagunar, en 1763, es nombrado miembro de la Academia. En 1765 se traslada nuevamente a Londres y tres años después participa de la fundación de la Royal Academy. Desde 1772 se le documenta nuevamente en la Ciudad de San Marcos donde es nombrado Príncipe de su Academia –Presidente–. Realiza posteriores viajes a Roma y a Florencia, donde muere un 30 de diciembre.
El Museo Nacional de Bellas Artes conserva y expone, en la Sala Permanente de Arte Italiano, la pintura de su autoría, Paisaje con figuras, deudora del ambiente paisajístico desarrollado en Venecia por Marco Ricci. De esta escuela artística también retoma los atuendos alla antica y una gestualidad de corte teatral. Se ha dicho muchas veces que las obras de Zuccarelli recuerdan las embocaduras de los escenarios teatrales a partir de las masas de vegetación con las que solía enmarcar sus composiciones, lo cual resulta apreciable en este ejemplar. Es una pieza altamente representativa de uno de los ámbitos iconográficos más abundantes de su repertorio, apareciendo lo que pudiera considerarse la fórmula edilicia del Zuccarelli prácticamente en función autógrafa, compuesta por una construcción circular, antecedida por un bloque alargado, y muy cercana, una especie de torre tal vez relacionable con un campanario. Tres elementos que pueden verse reiterados en la producción del artista y que juega con ellos transformando ligeramente la dirección de los mismos.
En obras como esta resulta evidente la empatía de Zuccarelli con la pintura pastoral veneciana, idealizada como canon, de modo que su estilo se insertó en una tradición y construyó un verdadero ícono dentro de esta producción. Apreciamos formas gráciles y gestos y vestuarios convencionales denotando una atmósfera bucólica, quasi arcádica; cálidas y tersas tonalidades de una paleta delicada que tributa a esa percepción de éxtasis, de gentil perpetuidad. Se define asimismo, la seguridad en la construcción de la escena, resultado del éxito comercial experimentado: todo aparece con naturalidad y sosiego, como si la vida transcurriese en pleno jardín pintoresco, una suerte de edén que define a esta pieza como ejemplo arquetípico dentro del subgénero del paisaje pastoral.
La pieza entró al tesauro institucional en 1960, procedente de la notable colección privada de Oscar Cintas.
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