Academia Imperial, Pintura de los muertos. Funcionarios de la dinastía Qing

Es este un retrato glorificador, un documento valioso para el estudio del arte y de la  pintura china, revelador de un género cuyo fin es perpetuar  el recuerdo de los antepasados. Desde el punto de vista de la ejecución, el color y la composición, supera en calidad a otras piezas. La representación de cuatro funcionarios  y  sus esposas  se corresponde con  la sucesión de cuatro generaciones: el hijo, el padre, el abuelo y el bisabuelo, con sus correspondientes esposas, en un soporte quizás originalmente alargado. El artista, siempre anónimo, demostró gran capacidad  de ejecución y concentración  de los protagonistas, vestidos con ropa de la corte.

Tales representaciones son el equivalente  a fotos uniformadas modernas y por esa razón se exigía  que los personajes fueran pintados con realismo a fin de dejar para la posteridad  una buena imagen del retratado. La pincelada combina rapidez, precisión y ritmo en cada uno de los rostros e intentar apresar  su carácter. Las  desigualdades  en la representación de los vestuarios responden quizás  a los necesarios cambios producidos durante el tránsito entre  los emperadores de  las dinastías Ming y Qing o manchú.

Son personalidades de la época en posturas majestuosas, carentes de movimiento, en posiciones simétricas,  poseedoras de realismo estilizado y dones de mando. En esta pieza es admirable la habilidad en la ejecución, el sentido del equilibrio gracias al predominio de  líneas finas y bien delimitadas, colores sobrios y el minucioso tratamiento de los detalles  de los rostros y de sus ropajes.