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Cundo Bermúdez, Mujeres con peces
Transcurren los años 40 cuando los más jóvenes entre los artistas de nuestra primera vanguardia reafirman, con sus particulares maneras de decir, la existencia de una escuela cubana de pintura y escultura. Entre ellos, Cundo Bermúdez se suma al reclamo identitario de intelectuales y artistas, y en esos momentos tempranos de su larga trayectoria creadora, inicia su etapa habanera, afirmando su sello de cubanía en apacibles escenas cotidianas de barberías, niños con papalotes o entre flores, y desnudos femeninos enmarcados por interiores criollos. Después sería el tránsito hacia un segundo período de madurez expresiva, ya en los 50, con gentiles figuras de saltimbanquis y arlequines, hasta que personajes un tanto anónimos dominan el espacio de sus cuadros que también crecen en proporciones. Quedan atrás el intimismo, la suave poesía de sus niños con mirada de adultos y los pequeños hombres que sentimos un poco niños. Esa atmósfera tan definidora de la manera de hacer y de ser de Cundo, desaparece entonces tras el impacto del color brillante y saturado que anima sus habaneros conjuntos de músicos y sus inconfundibles figuras femeninas. Mujeres con peces, un gran óleo de los años 50, representa bien ese período caracterizado por un lenguaje que, sin perder su filiación con la escuela cubana, se movía más hacia códigos del moderno internacional por la mayor estilización de las formas, resueltas, al igual que el fondo sin referencia objetual, en áreas fragmentadas ricas en variantes tonales, soluciones más cercanas a las maneras abstractas dominantes. (M.E.J.)
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