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Ever Fonseca, El circo, 1967
Ever Fonseca pertenece a una generación de artistas jóvenes formada enteramente dentro del proceso revolucionario, que
incorpora una nueva aprehensión de la realidad en la plástica nacional. Aprovecha la figuración como vertiente pictórica donde la incidencia social desde los mitos rurales se perfila como cons- tante en su obra. Su patrimonio artístico se refiere a su identidad cultural; explora en la imaginería campesina e imprime fuerza y dinamismo a sus composiciones con soluciones imaginativas. Fonseca se da a conocer en el Salón 70 con una propuesta singu- lar en cuanto a temática y abordaje, inmerso en una poética parti- cular, que ofrece una espléndida concreción del lenguaje artístico, lo cual propició al año siguiente, la presentación de una muestra individual en el Museo Nacional de Bellas Artes.
El circo expresa una particular concreción de su lenguaje artístico con una propuesta original en cuanto a la temática y su abordaje. Su principal quehacer estético está vinculado a la pin- tura, con imágenes reveladoras de símbolos y mensajes, donde la primacía se centra en la aparición del jigüe, figura antropo- morfa y protagonista principal del acervo de su mundo de imá- genes, a través del cual Ever consigue atrapar los misterios de la vida. El jigüe es un elemento que testimonia la fuerza que tiene la naturaleza para sorprender al hombre, da fe de su poder de transformación para lograr efectos, producto de la imaginación del individuo, en la interrelación de sus sentimientos consigo mismo.
Ever consigue una interpretación muy personal, al expresar sugestiones lírico-descriptivas de este ente mitológico, del que emerge y emana la dinámica creativa y el poder de transforma- ción inmanente de los seres vivos, en su movimiento y evolución, apresado desde un poderoso vínculo a su cubanía.(H.M.M.)
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