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Gaspard Adriaansz Van Wittel. Llamado Vanvitelli (Amersfoort, Riva degli Schiavoni
Gaspard Adriaansz Van Wittel se formó en su país de origen, en la bottega del pintor de género Mathías Withoos. Hacia 1674 ya se encuentra documentado en Roma, donde italianiza su nombre a Vanvitelli como recurso pregnante con el gremio artístico local. Algunas de sus primeras vistas de la Urbe fueron incluidas en un libro publicado por el ingeniero Cornelis Meyer, para quien ilustró, con cincuenta dibujos, un proyecto sobre la factibilidad de la navegación en el río Tíber. Dicho trabajo estuvo marcado por el estilo del impresor flamenco Lievin Cruyl y definirá su desempeño al interno de las vedutas. Con anterioridad a 1690 ya se le reconoce como vedutista, gracias a una laboriosa producción que vertebró fragmentos de la Roma moderna y antigua.
Viajó de manera abundante por la Italia septentrional, visitando ciudades como Boloña, Florencia, Verona, Milán y Messina, donde concibió dibujos y pinturas que recogían disímiles paisajes. Este tránsito coadyuvó a la madurez de su estilo. Particularmente en Venecia, estuvo entre finales de 1694 y 1695. La crítica considera que durante aquella breve estancia, Vanvitelli se limitó a realizar dibujos tomados dal vero, que serían convertidos en vedutas al óleo, a lo largo de los años, luego de volver a Roma.
En 1699 se radicó en Nápoles por espacio de un año, a petición del Virrey español, el duque de Medinaceli. En 1711 es aceptado por la academia romana de San Lucas, desempeñando allí varios cargos hasta 1721. Vanvitelli fue una referencia notable en paisajistas italianos, como Canaletto y Pannini. Sus composiciones exhiben un trabajo caracterizado por estrictos dibujos preparatorios, apenas sin correcciones, y por bocetos tomados del natural. Se auxilió en varias ocasiones de la cámara óptica, sin dudas, un artefacto que incidió en la prolongación del carácter ilusionista que ha acompañado a la pintura italiana a lo largo de los siglos. Su producción se define, asimismo, por el uso recurrente de los formatos apaisados, lo cual respondía a la intención de abarcar la mayor cantidad posible de ejemplos edilicios y naturales, consiguiendo amplios panoramas desde perspectivas múltiples.
Vanvitelli también sería apodado Caspare degli Occhiali, léase, ‘Gaspar el de los espejuelos’, debido al uso de llamativas gafas de fuerte graduación. Muere el 13 de septiembre de 1736, en la Ciudad Eterna.
El Museo Nacional de Bellas Artes colecciona y expone en la Sala Permanente de Arte Italiano, su obra Riva degli Schiavoni. El ejemplar se encuentra firmado, fechado, y le acompaña el detalle del lugar de ejecución: Roma, todo confirmado por su autor al miniar dichos datos sobre una góndola. La influencia de Vanvitelli en la escuela romana fue notoria, si bien reflejó con amplitud vistas pertenecientes a otras ciudades visitadas por él, donde se empleara en acumular apuntes, más tarde devenidos pinturas, –como puede ser el caso de la obra en Colección–. Las plazas romanas y la dársena de Nápoles estuvieron entre sus temas predilectos; también el molo frente al Palacio Ducal, de lo cual la pieza del museo de La Habana es un ejemplo de gran relevancia. Es una veduta de nitidez casi fotográfica en la que se identifica la distribución topográfica de importantes inmuebles, como la biblioteca construida por Sansovino, la Torre del Reloj, la Plaza de San Marcos y la Basílica Patriarcal, apenas desplazada tras el Palacio Ducal.
En el repertorio vanvitelliano vistas como esta fueron muy reiteradas. En particular, la pieza consigue evidenciar dos aspectos de extraordinario valor en el análisis del artista: el componente nórdico, evidencia de su formación en patria y verificable en el detalle minucioso, así como, elementos esenciales de la tradición italiana, observables en el manejo de la luz y en la delicadeza del color. A pesar de no constituir una obra sui géneris en términos iconográficos, la calidad de su hechura pudiera establecerla dentro de la producción más significativa del pintor. Refleja invariantes de su creación de vistas, como el formato, el encuadre y la técnica. Gracias a este hermoso paisaje, el Museo incorpora a un artista que resulta emblemático de los inicios y esencia de la veduta dal vero, pues Vanvitelli sentó las bases de su identidad.
Riva degli Schiavoni procede de la notable colección de Oscar B. Cintas Rodríguez, quien la adquirió en la galería Parke Bernet el 14 de marzo de 1951. Se incorpora a los fondos artísticos de la nación, el 11 de septiembre de 1959, como transferencia estatal.
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