Leopoldo Romañach, Marina

Eminente colorista, Romañach concede suprema importancia a la luz y en las vistas de las costas cubanas hace gala de sus habilidades. Mares que cubren por completo la tela, con diferentes azules y verdes, bañan las costas de la isla, límite geográfico regulador que devela una impecable técnica. Acostumbra a trabajar in situ, por lo cual selecciona soportes de menores dimensiones. Sin embargo, Marina es una de las obras de mayor formato, una vista real y cautivante del perfil costero, pletórica de luz y color en arena y mar, asunto que el maestro cubano inmortaliza en su quehacer. Desde su concepción estética y sus ideales artísticos Romañach desarrolla un género dentro del paisaje sin continuidad en la pintura posterior. (E.C.V.)