Alfredo Lozano, El abrazo, 1938

Coetáneo de Rita Longa, Alfredo Lozano puede ser evaluado como una figura fundamental de la segunda vanguardia escultórica cubana. El lenguaje escultórico del artista se distingue por la solidez de sus composiciones y la reciedumbre de las formas que parecen resueltas, desde la más pura simplicidad de líneas, como volúmenes compactos definitivamente comprometidos con la cualidad arquitectural del bloque primigenio del cual emergieron las figuras. Robusta talla en piedra, El abrazo constituye un paradigmático exponente de la monumentalidad que Lozano suele impregnar a sus interpretaciones. Aquí las formas se entrelazan en una comunión de masas y organicidad de líneas –cual oficioso ejercicio de equilibrio y síntesis, de concentración y atemporalidad – que tensan la condición significante de las formas pétreas y trascienden la perentoriedad de lo anecdótico a favor de una nueva estética de la representación escultórica. (M.A.P.)