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Eduardo Abela, La vaca, 1955
A inicios de los 50, Abela viaja a París y allí visita una exposición de Paul Klee, la cual abre una nueva perspectiva en su proceso creativo. Identificado plenamente con el trabajo de este artista, empieza a experimentar con una figuración tipo infantil. A su regreso a Cuba en 1954 e inmerso en esta pintura de carácter surrealizante, decide emplear el óleo y con ello el efecto de la textura se hace más real. Este cambio de técnica lo motiva además a aumentar el tamaño de sus piezas. En 1955 Abela realiza una exposición en el Lyceum de La Habana y como parte de la muestra se exhibe La vaca. Es una imagen sugerente y conmovedora, donde lo grotesco que pudiera resultar la representación animal, se convierte aquí en belleza y poesía. La vaca, viene a formar parte de la larga serie de “animalitos”
que pintó Abela. Reminiscencias de la fabulosa fauna creada por Klee donde lo infantil y lo animal se unen en un ambiente de fantasía y misterio. (E.V.D.)
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