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Escuela novohispana (siglo XVIII), Retorno a Nazareth
La pintura Retorno a Nazareth tiene fuentes literarias explícitas mixtas. El único de los evangelistas en relatarlo es Mateo que lo nombra: “La familia se establece en Nazareth”. La literatura apócrifa lo hace en cinco de sus textos; cada uno tituló la escena de manera diferente: El evangelio del Pseudo Mateo, “Regreso de Egipto a Judea”; La historia de la infancia de Jesús según Santo Tomás, “Jesús vuelve de Egipto a Judea”; El evangelio árabe de la infancia, “Regreso a Nazareth”; Historia copta de Jesús el carpintero, “Regreso de Egipto a Galilea”; y la Historia árabe de Jesús el carpintero, “Vuelta a Nazareth”.
La familia se establece en Nazareth Mt (3. 19-23)
19 Después de la muerte de Herodes, un ángel del Señor se apareció en sueños a José, en Egipto, 20 y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre y regresa a Israel, porque ya han muerto los que querían matar al niño.”
21 José se levantó, tomó al niño y a su madre y volvió a Israel. 22 Pero cuando supo que Arquelao gobernaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allá; y habiendo sido advertido en sueños por Dios, se dirigió a la región de Galilea. 23 Al llegar, se fue a vivir al pueblo de Nazareth. Esto sucedió para que se cumpliera lo que dijeron los profetas: que Jesús sería llamado nazareno.1
La representación de diferentes escenas de la Sagrada Familia tiene su origen a fines del período gótico. En la pintura latinoamericana hay varias versiones del tema y en la Sala de Arte Latinoamericano se exponen diversas obras con ese tópico.
La representación de la escena de Retorno a Nazareth es de origen bajo medieval, de predilección en el Barroco español, sobre todo en el andaluz y fue asumida y repetida por el arte novohispano. El tratamiento de las tres figuras responde a la iconografía tradicional, San José carga al hombro un bastón de peregrino de acuerdo con el asunto representado. El Niño Jesús ocupa el centro de la escena, aparece descalzo, vestido con una túnica sencilla y camina hacia delante, tomado de las manos de sus padres. En la parte superior de la composición aparecen un par de tríos de querubines y la paloma del Espíritu Santo que guía y protege el retorno. Se esbozan en el fondo de la composición algunos arbustos y edificaciones que embellecen considerablemente la escena. El verdor de la vegetación combina con algunas tonalidades similares de los vestidos de las figuras.
Es una obra barroca por su estructura e iconografía. La composición ha sido ejecutada con peculiar naturalismo y equilibrio. Impresiona la excelente factura de la pieza, su agradable disposición, la suave combinación atenuada de su cromatismo y en general el sabio empleo de todos los recursos pictóricos, lo cual le permite ser clasificada entre los exponentes más significativos de la muestra latinoamericana.
1La Biblia Latinoamericana. Nuevo Testamento, p.11
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