Juan Francisco Elso Padilla (La Habana 1956-1988), La mano creadora, 1988

Elso es uno de los grandes escultores cubanos. Su obra tiene carácter fundacional, por cuanto inauguró derroteros de poética inéditos en el contexto nacional. La pieza La mano creadora forma parte del proyecto inconcluso La transparencia de Dios. Este proyecto, según escribió el artista, consta de dos niveles: el macrocosmos y el microcosmos.

Su sentido está dominado por los conceptos de rostro y corazón, base de la pedagogía que entre los antiguos Mayas preparaba al hombre para el cumplimiento de su rol en el mundo. El rostro es la búsqueda del camino; el corazón, la energización de ese camino mediante la actitud. (1)

La mano en particular, simboliza la creación de los instrumentos para conformar el universo, y está realizada según la propia mano del artista. En ella se observan las incisiones con brotes de hojas secas que representan la sangre que mana y que se interpone en la línea de la vida. En el nivel del microcosmos, estaría el hombre, y trataría de expresar diversas instancias de la experiencia latinoamericana, a través de figuras claves de la historia como Martí y Bolívar.

Las piezas más logradas de Elso poseen un don particular: su capacidad de conmover. Con una poderosa sencillez, sus obras logran conectar al espectador con sus convicciones profundas; con el impresionante empleo de su entidad física en las obras, a través de su propia sangre, su imagen corporal, o sus objetos íntimos; con su forma de asumir el arte como religión; con su riguroso sentido de la ética; con su pureza personal. El conjunto de estas determinaciones late poderosamente en sus esculturas, dotándolas de una idealidad poco común y tal vez no alcanzada por otro creador cubano contemporáneo. (Corina Matamoros Tuma)