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Amelia Peláez del Casal
AMELIA PELÁEZ DEL CASAL (Yaguajay, Las Villas, 1896-La Habana, 1968. Estudia pintura en la Escuela San Alejandro, donde es discípula de Romañach. En 1924 celebra su primera exposición personal junto a María Pepa Lamarque, y toma un curso de verano en The Art Students League de Nueva York. Posteriormente se establece en París. Asiste a la Ecôle Nationale Supérieure de Beaux Arts y a la Ecôle du Louvre y toma cursos libres de dibujo en la Grande Chaumiére. Expone en la Galería Zak, presentada por Francis de Miomandre: figuras de mujer, paisajes y naturalezas muertas muestran la variedad de direcciones a que apunta su obra durante su estancia europea. En 1934 regresa a Cuba y organiza un taller en su casa de la Víbora, en donde trabajará hasta el final de su vida. Hacia 1936 comienza a exponer los primeros óleos pintados tras su regreso a Cuba: “bodegones criollos” con flores y frutas, en los que se van introduciendo elementos del ambiente criollo. Tres años después pinta sendos murales para las escuelas “José Miguel Gómez” de La Habana y la Normal para Maestros de Santa Clara. Participa en la exposición El Arte en Cuba, en la Universidad de La Habana en 1940. Colabora con dibujos en las revistas Espuela de plata, (1939-1941), Nadie parecía (1942- 1944) y Orígenes (1944-1956). En 1943 tiene una retrospectiva organizada por José Gómez Sicre en la Institución Hispano- Cubana de Cultura. Alrededor de 1950 comienza a trabajar la cerámica en un modesto taller experimental de Santiago de las Vegas. Ejecuta murales de diversas técnicas para el Edificio Esso de La Habana (1951), Tribunal de Cuentas en La Habana (1953), Casa Salesiana “Rosa Pérez Velasco” en Santa Clara (1956) y Hotel Habana Hilton (1958). Participa en las Bienales de Sao Paulo, México y Venecia. En 1964 hace una importante exposición personal en la Galería de La Habana, y tres años más tarde interviene en el mural colectivo pintado con motivo de la celebración del Salón de Mayo en La Habana. Permanece pintando activamente hasta mediados de ese año, cuando comienza a decaer su salud.
Una nueva generación de pintores y escultores irrumpe en el panorama de la plástica cubana en los años treinta del siglo XX. Estos artistas traen consigo inquietudes desconocidas hasta ese momento en el contexto cultural insular. Entre ellos destaca la figura aislada de una mujer, Amelia Peláez del Casal.
La exposición Pintura y Gráfica cubanas, recoge tres tiempos de la plástica de nuestro país.