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René Portocarrero
Entre 1924 y 1926 asiste a breves cursos en la Academia Villate y San Alejandro, y continúa su aprendizaje de forma autodidacta. Primera exposición personal en el Lyceum de La Habana en 1934. En 1937 es orientador del Estudio Libre para Pintores y Escultores de La Habana y colabora en la revista Verbum, primera vinculación con el grupo de artistas e intelectuales que se forma alrededor de José Lezama Lima, y que se traducirá en las numerosas ilustraciones y algún texto para las sucesivas revistas dirigidas por este poeta: Espuela de Plata y Orígenes. En 1943 realiza importantes series: Interiores del Cerro, Festines, Figuras para una mitología imaginaria, en donde se definen los rasgos más importantes de su poética. Pinta paisajes rurales y realiza una importante serie de pasteles en los que comienza a desarrollar el tema de las fiestas populares. Alrededor de 1950 inicia la práctica de la cerámica en el Taller Experimental de Santiago de Las Vegas. Recibe en 1951 el Premio Nacional de Pintura por su óleo Homenaje a Trinidad, antecedente de sus “paisajes de La Habana”. Publica Máscaras, colección de doce dibujos basados en el carnaval de Cienfuegos y pinta su importante serie Color de Cuba compuesta de diablitos y santos populares, figuras ornamentadas, figuras de carnaval y paisajes de La Habana. En 1964 obtiene el Premio Internacional Sambra en la VII Bienal de Sao Paulo como reconocimiento al mejor conjunto presentado y dos años después sus Retratos de Flora, son exhibidos en la XXXIII Bienal de Venecia. Entre 1970 y 1971 pinta la extensa colección de Carnavales. Entre sus últimas series están Figuras sedentes (1975-1976), Transfiguración y fuga y Madres eternas (ambas de 1982). Durante toda su vida artística ejecuta numerosos murales en diversas técnicas. Entre los más importantes están Familia campesina para la Escuela Normal para Maestros de Santa Clara (1937); para la cárcel de La Habana y la Iglesia Parroquial de Bauta (1944); para el edificio Esso de La Habana (1950); Historia de Las Antillas, en cerámica, para el hotel Habana Libre (1957); Figuras de teatro en el vestíbulo de la Sala Covarrubias del Teatro Nacional de La Habana (1961) y un gran mural de cerámica de 216 metros cuadrados en el Palacio de la Revolución, La Habana (1967-1968).
La exposición Pintura y Gráfica cubanas, recoge tres tiempos de la plástica de nuestro país.