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Rubén Torres Llorca (La Habana, 1957), Te llevo bajo mi piel, 1986
Esta obra fue realizada para la II Bienal de La Habana en 1986 y se ha convertido, desde entonces, en una pieza antológica de la pintura actual. Con ella, el artista llega a una especie de clímax de su primer período creativo, por la forma tan depurada en que logra trabajar el tema y, a la vez, es una pieza resumen de sus preocupaciones artísticas hasta ese momento.
Torres Llorca se graduó en 1976 de la Escuela de San Alejandro y en 1981, del Instituto Superior de Arte. Su primera exposición personal tuvo lugar en 1980, un año antes de la exposición Volumen Uno, en la cual participara. Dentro de este grupo, su poética estaba en sintonía con Flavio Garciandía y Leandro Soto particularmente, por el interés de abordar zonas de la cultura popular poco reconocidas por el arte. Si Flavio fue el pionero del trabajo con el kitsch más descarnado, Torres Llorca llega a un ámbito de lo popular por una doble vía. De un lado, el artista es heredero del lenguaje pop, de sus temas y sus formas de representación. Por otro, Torres Llorca es productor y reproductor de un medio cultural concreto, el de un barrio humilde de La Habana y el de una familia costurera, de donde extraerá un universo visual y simbólico al servicio de su poética. Entrevistado para una revista, el artista reflexiona sobre Te llevo bajo mi piel:
No pinté sólo como artista sino como el cheo de Regla que soy, pretendiendo que la obra fuera lo más bonita posible, es decir, como si un fabricante de muñecos de yeso tuviera todos los vicios artesanales de un pintor académico. La intención era conseguir una obra que por su ambigüedad satisficiera el espectro más amplio de gustos posibles, partiendo del supuesto de que un cliché es ridículo pero cien clichés son patéticos. (1)
Las obras posteriores de Torres Llorca se encaminan hacia una dimensión antropológica predominante, donde el arte, imbricado con la magia, cobra una función curativa frente a los sufrimientos del hombre. El Museo posee también una excelente pieza de este período posterior, Esta es tu obra, de 1989. Sin embargo, en un texto lúcido (2) se ha hecho notar que, en la primera época del artista, a la cual pertenece Te llevo bajo mi piel, ya estaban agazapadas las grandes inquietudes sociológicas y antropológicas de Torres Llorca, en una especie de latencia que fundamenta un hilo conductor a través de toda su creación plástica. (Corina Matamoros Tuma)
1.- Iván de la Nuez: “A cuenta y riesgo”; en La Gaceta de Cuba, abril 1989.
2.- Luis Gómez, Abdel Hernández: “El hombre incompleto”; en Cartelera, Año 6, No. 313, 1988.
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