Usted está aquí
Consuelo Castañeda Castellanos (La Habana, 1958), Lichtenstein y los griegos, 1985
Roy Lichtenstein, el famoso pintor norteamericano reconocido por su introducción del comic al mundo del arte pop, realizó durante los años 70 una serie de pinturas sobre la historia del arte, en las cuales se apropiaba de temas que iban desde la cultura helénica, hasta Picasso y de Kooning. Y Consuelo Castañeda, la habanera “post-postmoderna” (1), se ha apropiado a su vez de una apropiación de Lichtenstein al copiar un cuadro de este. El norteamericano había representado un templo griego con la planimetría de una tira cómica y ella le ha añadido rostros y torsos de la antigüedad clásica hechos con volúmenes de yeso, para ponerlos a hablar con globitos corporeizados en madera. Los textos de los personajes los ha tomado Castañeda de la obra de un poeta griego contemporáneo, y se refieren al teatro antiguo de ese país...
Parecería que la artista nos quiere remitir a un mundo alejado del nuestro con sus escaramuzas, o hablarnos de sociedades remotas y olvidadas. Sin embargo, esta singular yuxtaposición de apropiaciones, que es el núcleo sustancial de su obra, podría considerarse una paráfrasis sobre la construcción de los procesos culturales cubanos, de alta transculturación, asumida con humor fino e inteligente. Como una atrevida glosa a las formas en que históricamente nuestra cultura caribeña, occidental con rasgos no-occidentales, subdesarrollada, socialista y tercermundista, ha tenido que ingeniárselas para subsistir.
Desde otro ángulo, y no precisamente excluyente, podría comprenderse como una reflexión sobre el lenguaje del arte en sí mismo, visto a través de su desarrollo; como un discurso sobre el conocimiento del arte. Para una artista de marcada inclinación analítica y de grandes inquietudes cognoscitivas como Castañeda, los recursos artísticos postmodernos enlazan de modo natural y orgánico con su poética, que trata de deconstruir las estructuras lingüísticas de las obras que cita, percibidas como textos.
Lichtenstein y los griegos forma parte de un grupo de obras en que Castañeda trabaja a fondo estos presupuestos. Hizo por ejemplo Boticelli, Houkusai y los tiburones, Quién le presta los brazos a la Venus de Milo y Khopff, Tarzán y los felinos, por este mismo período y con similares intereses. Con ellas, impone en el ambiente insular una de las más razonadas formulaciones artísticas. El método de citas sobre citas, le posibilita despojar a las imágenes aludidas de sus valores tradicionales, desarticular sus mensajes conocidos y a partir de aquí, comenzar a crear una nueva interpretación para ellas, introduciéndolas en una circunstancia trasmutada, donde se condicionan mutuamente, en otra narrativa en la que nunca antes habían estado asociadas. En estas piezas, suele producirse una tensión entre la solidez del elemento racional-analítico de sus temas y la importancia dada a las cualidades pictóricas, por el otro. Algo que recuerda algunas disyuntivas implícitas en el propio arte de Lichtenstein y del Pop en general.
El alcance de Castañeda va más allá de su obra propiamente. Su inteligente ejercicio del magisterio en el Instituto Superior de Arte, propició la circulación de metodologías conceptuales que modularon la formación de nuevos creadores cubanos. (Corina Matamoros Tuma)
1. Calificativo dado a Castañeda por Joseph Kosuth, de visita en La II Bienal de La Habana de 1986.
- 2048 lecturas
